La intuición del fundador

Père Marie-Eugène en 1963 à Notre-Dame de Vie

Desde los años 1920, el padre María Eugenio tuvo una triple intuición:

– La gracia del bautismo es el fundamento de la vida de cualquier cristiano llamado a la santidad.

– La oración, esa íntima relación de amistad que se vive con Dios en la oración contemplativa, es la base de toda vida cristiana.

– Es urgente revelar esta riqueza al mundo de nuestro tiempo.

EL DON DEL BAUTISMO

«¡Creed en vuestra gracia!», no cesaba de repetir el padre María Eugenio.

Cada bautizado recibe un don único y personal en el bautismo. Este don divino, este regalo de parte de Dios nos hace participar en su vida y nos permite caminar hacia Él. Filial, la gracia nos permite mantener una relación personal con el Padre del que somos sus hijos.

  «Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios» (Romanos 8, 16)

El bautismo no es solamente un gesto que se quedó anclado en un pasado más o menos lejano.

El don que recibimos ese día está llamado continuamente a desarrollarse.

“Cuando uno toma conciencia de su gracia bautismal, de la luz que otorga, de la dirección que imprime, de las esperanzas que suscita, halla en la vida un ancla para su alma.” (Padre María-Eugenio del Niño Jesús, “Movidos por el Espíritu” p. 67)

Como el grano de mostaza contiene ya toda la planta, la gracia que Dios nos da lleva consigo una llamada.

Nuestra vocación como bautizados no es algo externo a nosotros sino todo lo contrario, una “dirección”, una “luz”, una “esperanza” que llevamos en nosotros y nos toca buscarlas y responder a ellas.

 

LA FUENTE: LA ORACIÓN

Dos horas de oración personal al día, aunque esto pueda parecer desfasado con el mundo en el que vivimos. ¿Cómo encontrar tanto tiempo en una jornada tan llena para los laicos con una vida profesional o, para los sacerdotes con su ministerio?

Dios es Amor y encuentra su alegría al darse a nosotros.

«La oración, de alguna manera, es el sol y el centro de todas las ocupaciones de la jornada. Cada noche, tenemos la impresión que eso ha sido lo único importante que hemos hecho…»

Si consideramos que nuestra relación con Él no sólo es indispensable sino vital porque somos hijos del Padre, si reconocemos que todo lo recibimos de Él “pues en él vivimos, nos movemos y existimos” (Act 17, 28), y que «todas nuestras actividades se alimentan de Él y reciben de Él su culminación» (liturgia), entonces, la pregunta sobre el tiempo que se dedica a la oración “depende de una voluntad decidida reveladora de los secretos del corazón” (Catecismo de la Iglesia Católica n°2710).

«La oración es una búsqueda de Dios…al principio, es sobre todo eso, una búsqueda. No lo encontramos, no estamos acostumbrados. Después es Dios quien nos llama, nos fascina, nos responde. En la oración hacemos la experiencia de Dios. Lo buscamos en fe. Hay que ejercitar la fe» (Padre María Eugenio del Niño Jesús, HI nº22-2017)

La oración es un salir de uno mismo por amor y olvidándose, dar tiempo a Aquel a quien ama.

 

TESTIGOS DE DIOS EN LA VIDA ORDINARIA

Dar testimonio forma parte de la vocación de todo bautizado. Si el padre María Eugenio insistía en que los miembros de Nuestra Señora de la Vida fueran auténticos contemplativos, no era para aislarles en una clausura. El Amor de Cristo tiene que abrirse al amor de la Iglesia.

«La Iglesia existe para evangelizar» (Evangelii nuntiandi, Pablo VI).

El ateísmo y la secularización actuales no son un peligro, sino son como indicadores que esperan un testimonio que pase a través de la palabra y, sobre todo, a través del ser.

Actualmente, el gran medio para la misión, no son los discursos: La gente ya no cree en eso ¡Ni siquiera en las obras! El gran medio es el testimonio de alguien que ya está poseído y tomado por Dios, quien, por su actitud, por sus palabras, deja ver a Dios, deja que Dios aparezca, muestra lo que Dios puede hacer en nuestra vida. (Padre María Eugenio del Niño Jesús)

INSTITUTO SECULAR NUESTRA SEÑORA DE LA VIDA

En la gran familia del Carmelo, el Instituto “Nuestra Señora de la Vida” es un Instituto Secular.

El 21 de noviembre de 1973, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y para las Sociedades de Vida Apostólica, reconoce a NUESTRA SEÑORA de la VIDA como un único Instituto constituido por sacerdotes y por hombres y mujeres consagrados.

Señor, quédate con nosotros

SEÑOR, QUÉDATE CON NOSOTROS El encuentro con Jesús es un proceso largo, como el de los discípulos de Emaús. El...

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