La obra Quiero ver a Dios es testigo de la búsqueda constante de Dios por parte de nuestros contemporáneos. El padre María Eugenio, beatificado el 19 de noviembre de 2016, presenta la síntesis de las riquezas doctrinales de los Maestros del Carmelo con la seguridad que da una larga y profunda experiencia contemplativa.
El texto original francés fue publicado por la primera vez en 1948. Las dos partes de la obra, Quiero ver a Dios y Soy hija de la Iglesia, publicadas por separado en 1949 y 1951, fueron reunidas por el autor en un solo volumen para la tercera edición en 1957.Difundida extensamente en seis lenguas, esta «Suma» de teología espiritual ha encontrado su lugar entre los grandes clásicos de la Iglesia.
Doctrina práctica que muestra los caminos de la oración y la contemplación a la que aspiran tantos cristianos en su vida ordinaria. Aporta, de este modo, una doctrina muy actual, que responde al llamamiento a la santidad que el concilio Vaticano II dirige a todos. Santidad que es sinónimo de vocación cristiana y misión en la Iglesia.
En efecto, el cristiano es hijo de Dios y apóstol. Dos movimientos de la gracia bautismal que están fuertemente puestos de relieve por el P. María Eugenio a lo largo de las etapas del itinerario teresiano seguido en esta obra.
Al principio del libro se encontrará un cuadro sinóptico que compara la espiritualidad teresiana del plan general de Quiero ver a Dios.
En la gran familia del Carmelo, el Instituto “Nuestra Señora de la Vida” es un Instituto Secular.
El 21 de noviembre de 1973, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y para las Sociedades de Vida Apostólica, reconoce a NUESTRA SEÑORA de la VIDA como un único Instituto constituido por sacerdotes y por hombres y mujeres consagrados.
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