¡Preparad el camino del Señor!

En el desierto Juan nos dice: preparad el camino al Señor, enderezad sus senderos.

El desierto es un lugar de muerte, en el que Dios se revela y hace posible la vida. Por eso el espíritu nos empuja al desierto, nos habla al corazón y nos prepara para recibir a Jesús.

En el desierto hay soledad, noche, toda voz, compañía, claridad se pierden.

Nos quedamos sin nada y eso nos da miedo, viene la tentación de volver atrás.

Juan nos invita a mirar a Jesús, al que nos bautizará con Espíritu Santo. Abrimos la puerta al Espíritu para convivir y dejarnos transformar por Él, en lo cotidiano de nuestra vida.

¡Preparemos el camino del Señor!