«Así es la Virgen: sí, la llena de gracia, el señor está con ella ( Lc 1,28) y esta plenitud de vida que hay en ella, no sólo de gracia sino también física, de vida intelectual y de vida espiritual, sube hacia Dios y está en paz. La virgen María es un inmenso río, sus energías son un río, son tan poderosas que son un mar… Así es el alma de la Virgen María, un río tranquilo de curso rápido, cuya velocidad se acelera sin cesar hacia el infinito que es Dios. María se dirige a su principio, de él viene y a él vuelve; vuelve a él por el movimiento de su fe, por el movimiento de su amor continuo»…

Bt° M.Eugenio, Feliz tú qué has creído, p. 144