En las extensas llanuras de nuestro mundo hay terrenos que nunca han sido cultivados. ¿A qué campesino elige Dios para darle suficiente fuerza para tener la valentía de cultivar esas tierras? ¿A qué campesino le da Dios la fe que genera esa energía para creer que esos cultivos continuarán siendo alimento en las décadas venideras? ¿Quién es ese humilde paisano que Dios elige para llevar la semilla?

El Beato María-Eugenio fue uno de esos elegidos para sembrar. Su energía está en mensajes que sólo el campesino más entregado puede llegar a plasmar con tanta sencillez. Al acercarnos a sus palabras podemos sentir que hay terrenos en nosotros en los que cae lluvia, en los que da el Sol, que germinan.

Sólo puedo dar gracias a Dios por el Beato María-Eugenio y la herencia que forma parte de mi vida. Esa herencia entrañable que se siente al mirar la Vida del Hijo, en los brazos de amor y entrega de Nuestra Señora.  

Víctor Barrado (Antiguo alumno del colegio San Luis de los Franceses)