Como tus apóstoles, Señor,
caminamos entre certezas y dudas.
Te vemos, te sentimos,
pero no acabamos de darte toda nuestra confianza.
Tú nos conoces, Señor,
y, como a ellos, te pedimos
que nos sigas dando muestras de tu presencia y cercanía,
que sigas caminando con nosotros,
que sigas comiendo en nuestras mesas,
que nos sigas calentando el corazón.
Señor, sin tu ayuda, no podremos seguirte.
Si tú no nos “abres el entendimiento”,
no podremos conocerte.

José Alberto Manso
CIPE